Los proyectos de construcción tienen alto impacto medioambiental, y en particular la generación de Residuos de Construcción y Demolición (RCD) representa un grave problema tanto para Chile como para el mundo. De hecho, la tasa de generación de RCD a nivel mundial es preocupantemente alta. En Europa los RCD constituyen el 36% de sus residuos totales (Eurostat, 2019). En Chile, se estima que, solo por concepto de proyectos habitacionales, se genera el equivalente a 1,4 cerros Santa Lucía de RCD anualmente (Molina-Ramírez et al., 2019).
En países industrializados, a modo de ejemplo, por cada m2 construido en España o Reino Unido, se generan 0,14 y 0,15 m3 de RCD respectivamente, denominado factor de generación (m3/m2).
Por otra parte, en nuestro país, el factor de generación de la edificación en altura es 0,26 m3/m2, lo cual podemos entender como una falta de productividad de nuestra industria. En efecto, los RCD son partes de un producto o material que fue adquirido y posteriormente trasladado a un sitio de disposición final para su abandono, con el consumo de recursos humanos y económicos que ello conlleva. Bravo et al. (2019) muestran que, al considerar todos los costos involucrados, cada metro cúbico de RCD tiene un valor promedio de $55.000/ m3, más de cinco veces los $10.000/m3 considerados usualmente por su traslado y disposición final. El costo de esta ineficiencia es traspasado a los usuarios finales, quitando competitividad a la empresa constructora.
Origen de los residuos
La normativa chilena define los RCD como aquellos “residuos provenientes del desarrollo de proyectos nuevos de construcción; de la rehabilitación, reparación y reacondicionamiento de obras existentes; de los procesos de preparación de terrenos; y de la demolición de obras que han perdido su valor de uso o de aquellas que se generan en situaciones de catástrofe” (NCh 3562, 2019).
Sin embargo, creo oportuno recordar que la denominación de “residuos” no es una característica intrínseca de un objeto: es el valor que le atribuye a este objeto quién lo genera, lo que lo convierte en residuo (Tello, 2001). En consecuencia, está en nuestro poder entender ese material como residuo o recurso.
Ahora bien, el impacto que le otorguemos a cada etapa, dependerá del criterio utilizado. Desde el punto de vista de volumen, la etapa más influyente es Terminaciones, ya que genera 3,56 veces los residuos que se generan en obra gruesa. Desde el punto de vista económico, al considerar todos los costos asociados al residuo, incluido el costo del material, el costo del m3 de residuo de obra gruesa es 2,4 veces más que el costo m3 de residuo de terminaciones.
Constructoras y gestión de residuos
La falta de una adecuada gestión de RCD es un problema multifactorial, que involucra todos los actores en la cadena de valor y el cuadro normativo. Respecto a este último, este se encuentra atomizado y fragmentado, dificultando su conocimiento y aplicación. En efecto, el 60% de las empresas constructoras en Chile declara no conocer leyes, reglamentos, normativas, ni manuales sobre gestión de residuos.
Pese a ello, son cada vez más las constructoras que se dan cuenta que gestionar correctamente los RCD disminuye sus costos de transporte y disposición final; e incluso generan ingresos por la valorización de aquellos residuos que puedan ser vendidos. Asimismo, han podido comprobar que una adecuada gestión de RCD les entrega información sobre los procesos constructivos involucrados en su generación, pudiendo identificar ineficiencias de diseño, logística, almacenamiento y/o procesos de la construcción, que pueden ser mejoradas, impactando positivamente en su productividad.
¿Reciclaje?
Es importante recalcar que generalmente no se recicla en una obra, sino que se segrega para la posterior valorización, donde el reciclaje es solo una de las opciones posibles y no necesariamente la primordial.
De hecho, la gestión de RCD se enmarca en el principio denominado “Jerarquía de Pirámide Invertida” que tiene como objetivo defi nir el orden de preferencia en las actividades a realizar en la gestión de RCD. Según este principio, el primer paso es la prevención. Es decir, el mejor residuo es el que no se genera. En un segundo nivel jerárquico se encuentran las medidas orientadas a la valorización, que incluyen la reutilización, reciclaje y valorización energética total o parcial. Recién como última instancia se encontraría la disposición final del residuo.
A través de una adecuada gestión de residuos, empresas constructoras en Chile han logrado disminuir su Factor de Generación de Residuos de 0,26 a 0,18 m3/ m2, lo que redunda en un 30% menos de residuos que son enviados a un sitio de disposición final.
¿Cómo avanzar en tu empresa?
Mi recomendación es ir paso a paso, dependiendo de tu nivel de experiencia e ir consolidando y avanzando en la gestión de residuos.
El primer paso es la convicción de gerencia de apoyar y fomentar este proceso. En esta primera etapa debes determinar el factor de generación (m3/m2) de tu empresa, establecer un objetivo realista y un Plan de Gestión en Obra que permita su cumplimiento. En esta etapa te sugiero capacitar a tus profesionales, elige solo uno o dos tipos de residuos a valorar (madera es siempre un buen comienzo), y considerar un jornal “sustentable” que tenga como función principal colaborar en la segregación ordenada de residuos.
En la siguiente etapa ya has constatado los beneficios de la adecuada gestión de RCD, ahora te recomiendo involucrar tanto a tus proveedores mediante materiales y productos dimensionados, kit específico de instalación y disminución de embalajes; como a tus subcontratos con requisitos de entrega que incluyan limpieza y segregación de residuos. Ya estás en condiciones de aumentar los tipos de residuos a segregar. No olvides la importancia de la capacitación de todos tus colaboradores.
En un tercer nivel, los residuos son una fuente de información. Dime qué residuos generas y te diré como construyes. De acuerdo a los RCD generados puedes analizar los procesos constructivos involucrados, y como pueden ser optimizados para disminuir los RCD y con ello aumentar la productividad. Probablemente encontrarás nuevos actores que sean capaces de valorizar residuos específicos, por lo que te has convertido en un traccionador del mercado y eres parte de la economía circular.
Cuarto nivel, todo parte por el diseño. Promoverás la participación temprana de actores, de modo tal que desde el diseño se considere la disminución de residuos mediante: dimensiones estandarizadas, construcción industrializada, diseños que faciliten su realización, BIM, entre otros.
¿Y con eso terminamos?
No, esta revolución no tiene término y estamos en un espiral de mejora continua de nuestra productividad y sustentabilidad. Diseños flexibles, deconstrucción en vez de demolición, nuevos modelos de negocios, son desafíos futuros que comienzan hoy cuando determines tu factor de generación.
Nota: Este artículo fue publicado por primera vez en la Revista Negocio y Construcción en Julio 2020.